¿Y si el libro de Proverbios te enseñara de finanzas?
Mi primer objetivo del año era escribir un libro cada 3 meses y este domingo, específicamente el domingo de ramos, saldrá a la venta en Amazon y próximamente en versión impresa en Guatemala en Sophos.
Este ha sido un esfuerzo de poder identificar desde un punto financiero la sabiduría de uno de los libros más importantes de la historia. Hoy, les quiero obsequiar el primer capítulo de esta obra.
Primer Proverbio La codicia del dinero
En cambio, esa gente se tiende una emboscada a sí misma; pareciera que busca su propia muerte. Así terminan todos los que codician el dinero; esa codicia les roba la vida. (Proverbios 1:18-19)
El primer consejo que nos brinda Proverbios se basa en la codicia y nuestro cuidado al acercarnos a ella o sentir la tentación de ser codiciosos. Decía Santo Tomás de Aquino que la codicia es la negación de las cosas eternas por el bien de las mundanas.
También se describe como el apetito desordenado por las riquezas y los bienes que otros poseen. Recordemos el primer mandamiento: amarás al señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.
Si nuestro corazón, alma y mente están enfocados en la riqueza desmesurada o en lo mundano en lugar de lo eterno, es fácil encontrarse en la desesperación y con un sentido profundo de pobreza. Ya bien nos indica Jesús cuán importantes somos para Dios en Mateo 6:262, donde nos dice: “Miren a los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta.
¿Y no son ustedes para Él mucho más valiosos que ellos? ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? ¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. Si Dios cuida de manera tan maravillosa de las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe?”.
Jesús nos recuerda que nuestro bienestar viene de Dios, y esto incluye el dinero. Nos recuerda que debemos tener fe para no caer en la codicia, porque la persona codiciosa estará pensando, con una mentalidad de escasez, que mañana se terminarán sus oportunidades, y esto es algo que el enemigo trata de repetirnos para atraparnos. En ningún momento esto es una invitación a despilfarrar el dinero porque, como veremos, el trabajo y su remuneración son recompensas de Dios con base en nuestra fe.
Lo que nos recomienda es no confundir el lugar de Dios con el dinero, porque como dice Proverbios 1:18-193: “En cambio, esa gente se tiende una emboscada a sí misma; pareciera que busca su propia muerte. Así terminan todos los que codician el dinero; esa codicia les roba la vida”.
Preguntas para su día:
¿Tengo mi fe en el lugar correcto?
¿Estoy viendo a Dios como el centro de mi vida o al dinero?
Ahora que sé lo que es codicia: ¿me considero una persona codiciosa?
Reflexión: En un momento del día, lea Mateo 6:26-34 y piense en cómo se preocupa por sus alimentos, su vestimenta, por lo que bebe. Reflexione sobre cómo Dios le provee de todo aquello que es bueno para usted y que le cuida porque es importante.